BENEFICIOS DE PASAR TIEMPO EN LA NATURALEZA
Por: BCI
La conexión con el entorno natural tiene efectos positivos significativos en el bienestar humano. A través del análisis de estudios recientes, te invitamos a descubrir cómo esta relación puede mejorar nuestra calidad de vida, en especial la salud mental y física.
Relación y Conexión con la Naturaleza
Naturaleza y niñez: la Teoría de la "Desconexión de la Naturaleza"
Richard Louv en su libro “El Último Niño en el Bosque” (The Last Child in the Woods: Saving Our Children from Nature-Deficit Disorder”) introdujo el concepto de "Trastorno por Déficit de Naturaleza", sugiriendo que los niños pasan cada vez menos tiempo al aire libre. Este alejamiento tiene consecuencias negativas en su salud física y mental, contribuyendo a tasas crecientes de obesidad, ansiedad y depresión. Louv enfatiza la importancia del contacto directo con la naturaleza para un desarrollo saludable. [9]
Impacto de la tecnología
La tecnología a menudo reemplaza las experiencias al aire libre de los niños, lo que está causando una desconexión del mundo natural y por lo tanto de sí mismos. Aunque la tecnología tiene sus beneficios, el tiempo excesivo frente a las pantallas limita la actividad física y las interacciones sociales.
La importancia del juego en la naturaleza
La exploración, la toma de riesgos y el desarrollo de habilidades para la resolución de problemas son fundamentales para el desarrollo de cualquier ser vivo. Los niños que juegan al aire libre son más propensos a desarrollar un sentido de independencia y confianza en sí mismos, lo que impacta en su desempeño social.
Conexiones intergeneracionales
Fomentar la conexión natural a través de actividades familiares es fundamental. Involucrar a los niños con sus padres y abuelos en actividades al aire libre como la jardinería, acampar, caminatas de montaña o pasar días en la playa o el bosque, fortalece los lazos familiares y cultiva una apreciación compartida por el entorno natural. Estas experiencias no solo benefician a los niños, sino que también enriquecen las relaciones entre padres e hijos y las vidas de los adultos mayores. [7].
Salud Física
Ejercicio y aptitud física
Diversas investigaciones han demostrado que quienes viven cerca del océano o áreas verdes tienen una mayor tendencia a realizar actividades al aire libre. La disponibilidad de senderos, parques y áreas naturales fomenta la actividad física, lo que contribuye a una mejor salud cardiovascular y a un menor riesgo de obesidad. Además, el ejercicio en un ambiente natural también se asocia con un aumento en la motivación y la adherencia a rutinas de ejercicio, ya que el entorno puede hacer que la actividad sea más placentera y menos monótona, alentando a las personas a mantenerse activas a largo plazo.[1].
Vitamina D y exposición al Sol
La exposición al sol permite la síntesis de vitamina D en nuestro organismo, esencial para la salud ósea y la prevención de enfermedades crónicas. Realizar actividades a cielo abierto es una forma eficaz de mantener niveles adecuados de esta vitamina, que además es importante para el sistema inmunológico. Asimismo, la luz solar regula la producción de melatonina, la hormona responsable del ciclo del sueño, lo que puede contribuir a mejorar la calidad del descanso. Al mantener un ritmo circadiano adecuado, las personas pueden experimentar un mejor sueño nocturno, lo que a su vez impacta positivamente su salud [2].
Mejora del sistema inmune
Estudios de la Universidad de Chiba en Japón han demostrado que el shinrin-yoku o “baños de bosque”, que implica caminar entre árboles durante 10 a 15 minutos, puede tener efectos significativos en nuestra salud. Esta práctica no solo ayuda a reducir la presión arterial, sino que también mejora la calidad del sueño al disminuir el estrés, y por lo tanto, los niveles de cortisol en el cuerpo. Dormir bien es fundamental para mantener un sistema inmunológico robusto.
Además, la exposición a fitoncidas —sustancias químicas que los árboles liberan para protegerse de hongos y bacterias— fortalece aún más nuestro sistema inmunológico. Estos compuestos naturales aumentan la actividad de las células LCN (linfocito citolítico natural), que juegan un papel crucial en la defensa del organismo ya que contienen enzimas que puede destruir células tumorales o células infectadas por un virus.
Salud mental
Función Cognitiva
Estar al aire libre l tiene un efecto restaurador en la mente. Se ha encontrado que mejora la atención y la memoria, siendo un recurso valioso para aliviar el estrés y la sobrecarga informativa de nuestra época. La estética natural de bosques, lagos, desiertos, mares o selvas, con sus colores vibrantes y su biodiversidad, estimula los sentidos y provoca una respuesta emocional positiva, lo que potencia aún más estos beneficios. Además, se ha relacionado con un aumento en la creatividad, lo que puede favorecer la resolución de problemas y la innovación en diversas áreas de la vida cotidiana. [3].
Mejora del ánimo
Estudios han demostrado que incluso breves períodos de tiempo en la naturaleza pueden resultar en una mayor sensación de felicidad y satisfacción. Este efecto positivo puede atribuirse a la combinación de la belleza natural y la disminución del ruido y la contaminación visual típicos de los entornos urbanos. [4].
Bienestar emocional
Un espacio tranquilo y natural es muy útil como un refugio emocional. Investigaciones han mostrado que estar en presencia de paisajes y vistas naturales pueden acelerar la recuperación de cirugías y reducir el temor asociado a los problemas de salud, sugiriendo que el acceso a estos entornos es una herramienta valiosa para el control de nuestras emociones. Además, ya que muchas actividades al aire libre se realizan en compañía, especialmente aquellas que requieren del apoyo de guías y grupos como los avistamientos de aves o caminatas de naturaleza, puede fomentar la conexión social contribuyendo a un sentido de pertenencia y apoyo emocional. [5]
Conciencia Ecológica y Acción
Abogacía por la Educación Ambiental
Expertos en pedagogía ambiental sugieren reimaginar la educación para incluir la alfabetización ambiental y el aprendizaje en contacto con la naturaleza. Integrar el estudio y el reconocimiento del entorno natural en los planes de estudio escolares no solo fomenta una mayor apreciación por el medio ambiente, sino que también refuerza la conexión personal de los estudiantes con los ecosistemas locales. Esto, a su vez, promueve un sentido de responsabilidad hacia la protección del entorno y motiva la participación en iniciativas de conservación y prácticas sostenibles. Además, investigaciones han mostrado que la educación ambiental puede mejorar el rendimiento académico general, ya que la naturaleza proporciona un espacio de aprendizaje activo y dinámico, que enriquece la experiencia educativa y estimula la curiosidad y la observación crítica [6, 7].
Llamado a la Acción
En BCI y nuestro programa Educación para la Acción, sabemos que la conexión con el entorno natural es un paso fundamental para su protección y nuestro bienestar como comunidades. Hemos visto de primera mano el impacto positivo que los jóvenes de nuestra región tiene cuando están en su entorno natural en alguna actividad, por ello, sugerimos a padres, educadores y gobierno crear más oportunidades para que los jóvenes experimenten la naturaleza de forma directa, impulsar iniciativas de conservación y valorar el papel de la naturaleza en la formación de las nuevas generaciones. Necesitamos asegurar el acceso público de estos espacios a nuestras comunidades.
Integrar la naturaleza en nuestra vida diaria no solo mejora nuestro bienestar personal, sino que también refuerza la empatía y el sentido de conexión con el medio ambiente. Los retos ambientales y de salud pública de hoy, hacen esencial que asumamos la responsabilidad de preservar y cuidar nuestro entorno.
Referencias
Kaczynski, A. T., & Henderson, K. A. (2007). "Environmental correlates of physical activity: a review of the evidence." American Journal of Preventive Medicine, 32(4), 363-375.
Holick, M. F. (2004). "Sunlight and Vitamin D for Bone Health and Prevention of Chronic Diseases." The American Journal of Clinical Nutrition, 80(6), 1478S-1487S.
Berman, M. G., Jonides, J., & Kaplan, S. (2008). "The cognitive benefits of interacting with nature." Psychological Science, 19(12), 1207-1212.
Kaplan, R., & Kaplan, S. (1989). The Experience of Nature: A Psychological Perspective. Cambridge University Press.
Ulrich, R. S. (1991). "Effects of view on recovery from surgery and stress." Proceedings of the National Academy of Sciences, 88(3), 995-1000.
Nisbet, E. K., & Zelenski, J. M. (2011). "The Nature Relatedness Scale: Linking Individuals' Connection with Nature to Environmental Concern and Behavior." Environmental Psychology, 31(5), 503-515.
Chawla, L. (1999). "Life Paths into Effective Environmental Action." The Journal of Environmental Education, 31(1), 15-26.
Clayton, S., & Myers, G. (2009). Conservation Psychology: Understanding and Promoting Human Care for Nature. Wiley-Blackwell.
Louv, R. (2005). The Last Child in the Woods: Saving Our Children from Nature-Deficit Disorder. Algonquin Books.