MINERÍA SUBMARINA: un peligro latente para nuestros océanos
Por: BCI
La minería submarina es una de las mayores amenazas para nuestros océanos y para la vida en nuestro planeta. Baja California Sur es el lugar más cercano a la zona de mayor interés para las corporaciones internacionales, lo que representa serios riesgos ambientales y sociales para nuestra región.
Una de las principales preocupaciones es la alteración del fondo marino y la remoción de sedimentos para extraer minerales podrían destruir hábitats marinos vitales; el arrastre para la recolección del suelo marino y la contaminación derivada de metales pesados y químicos utilizados en la minería podrían degradar la calidad del agua, afectando no solo la biodiversidad marina, sino también la pesca, que es una fuente económica crucial para nuestras comunidades locales.
Además, la alteración de los procesos naturales de sedimentación y la posible liberación de toxinas podrían tener efectos a largo plazo en la salud de corales, manglares y pastos marinos, esenciales para la resiliencia ecológica de la región. Las comunidades costeras que dependen de los recursos marinos y las iniciativas de conservación y ecoturismo que han crecido en Baja California Sur contrastan con el modelo extractivo de la minería submarina.
BCI se une a los esfuerzos internacionales y nacionales para informar a nuestras comunidades y apoyar al gobierno mexicano en la protección del océano, la tierra, la biodiversidad y nuestra propia supervivencia.
¿Qué es la minería submarina?
Gracias a los avances tecnológicos, hoy en día somos capaces de explorar las profundidades más inalcanzables del océano, donde antes solo podíamos imaginar lo que existía. Este nuevo acceso nos ha revelado un mundo lleno de vida adaptada a condiciones extremas como altos niveles de presión y de temperatura, así como una gran reserva de valiosos minerales como cobre, zinc, oro, cobalto, níquel, manganeso y otros minerales raros, que hasta ahora permanecían ocultos. Este descubrimiento ha atraído la atención de las corporaciones hacia una nueva industria: la minería submarina que lleva décadas intentando ser autorizada para explotar el fondo marino.
Pero de iniciarse esta práctica, podrían destruirse ecosistemas enteros y tener consecuencias irreparables no solo para la vida marina sino también para el sustento de la vida en todo el planeta.
¿CÓMO SE REALIZA LA MINERÍA SUBMARINA?
Imagina maquinaria pesada descendiendo a miles de metros de profundidad, arrasando el suelo marino para recolectar rocas con varios minerales que han tardado millones de años en formarse. Es una actividad que, aunque aún en etapa experimental, se está consolidando rápidamente como la próxima gran industria extractiva y ha puesto su mira en la Zona Clarion-Clipperton (CCZ), una región entre Hawái y México que alberga más de 21,000 millones de toneladas de nódulos polimetálicos (que son como pequeñas rocas redondas), que según estimaciones científicas contienen minerales esenciales, que son vitales para baterías, turbinas eólicas y otras tecnologías consideradas clave en la transición energética. [1]
Te recomendamos mucho ver el documental: In To Deep que explica de manera clara y concisa lo que es la minería submarina y sus consecuencias.
Recientemente tuvimos en el Campus de Educación Ambiental en Cabo Pulmo la visita de Farah Obaidullah, activista global por la protección de los océanos y líder de la campaña Ocean Hope Expedition quien compartió con nuestra comunidad los objetivos de The Ocean Hope Expedition (La Expedición de Esperanza del Océano) que busca informar a las comunidades costeras sobre la minería submarina y crear un frente que proteja las aguas internacionales.
Según comentó Farah Obaidullah, existen tres tipos principales de ecosistemas marinos que son conocidos por albergar minerales valiosos, muchos de los cuales están siendo explorados actualmente por esta industria:
Respiraderos hidrotermales
Son grietas en el fondo marino a profundidades de entre 2,000 y 4,000 metros, por donde emerge agua caliente del interior de la Tierra. Estos ecosistemas extremos, rodeados de organismos adaptados a altas temperaturas y concentraciones de sulfuro, albergan minerales valiosos como cobre, zinc y oro.
MONTES SUBMARINOS
Los montes submarinos son elevaciones del fondo oceánico, similares a montañas en el continente. A menudo, se encuentran entre 500 y 6,000 metros de profundidad y están cubiertos por costras de cobalto y otros metales. Estos montes pueden ser ecosistemas ricos en vida marina, albergando especies únicas como corales de aguas frías y esponjas.
Lecho marino plano (Zona de nódulos polimetálicos)
Es una extensa área del fondo oceánico cubierta por nódulos polimetálicos, que miden unos pocos centímetros de diámetro y contienen metales como cobalto, níquel y manganeso. Estos nódulos se encuentran en el océano profundo, entre 3,000 y 6,000 metros de profundidad, y se distribuyen a lo largo de vastas áreas. Aunque son ricos en minerales valiosos, su extracción podría alterar los ecosistemas marinos que dependen de estos fondos.
Pero esta aparente "mina de oro" plantea una pregunta urgente: ¿qué estamos dispuestos a sacrificar en el fondo del océano para satisfacer las demandas en la superficie?
Alrededor del 90% de las especies en las zonas propuestas de minería de aguas profundas aún no tienen nombre [9.]
¿Por qué debería importarnos?
Los océanos son el mayor sistema de soporte de vida del planeta. Regulan el clima, generan más del 50% del oxígeno que respiramos y capturan grandes cantidades de dióxido de carbono. Y el impacto de la minería submarina no se limita a las profundidades; sus efectos podrían alterar funciones críticas para la vida en la Tierra.
Pérdida de biodiversidad
El fondo marino es hogar de miles de especies únicas, muchas de las cuales aún no han sido descubiertas. Debido a las condiciones extremas en las que viven algunas de estas especies tienen ciclos vitales y de reproducción muy lentos. La minería puede causar extinciones irreversibles, especialmente en hábitats sensibles como los respiraderos hidrotermales. [2]
Según estudios, más del 90% de las especies recolectadas en estas áreas son nuevas para la ciencia, lo que subraya lo poco que entendemos sobre estos ecosistemas antes de destruirlos.
Destrucción de hábitats marinos
La minería a cielo abierto en el fondo marino devasta hábitats como arrecifes de coral de aguas frías y comunidades de esponjas, que tardan siglos en recuperarse, si es que lo logran.
Estas áreas no solo son refugios de biodiversidad, sino que también sostienen cadenas alimenticias esenciales para especies mayores como tiburones y ballenas. [2]
Nubes de sedimentos
Las operaciones mineras generan enormes nubes de sedimentos que se dispersan a kilómetros de distancia, sofocando la vida marina cercana y afectando a organismos filtradores como los corales.
Investigaciones indican que estas nubes pueden cubrir áreas de hasta 10,000 km², lo que impacta no solo a las especies locales, sino también a ecosistemas marinos distantes. [3]
Descarga de desechos tóxicos
Los residuos generados por la minería contienen metales pesados y toxinas que, al ser liberados en la columna de agua, podrían acumularse en las cadenas alimenticias marinas.
Esto plantea riesgos no solo para la fauna marina, sino también para las comunidades humanas que dependen de estas especies para su alimentación. [1]
Contaminación acústica y lumínica
El ruido constante de las máquinas mineras perturba a especies que dependen del sonido para comunicarse, como las ballenas y los delfines. [1]
Las luces intensas también afectan a organismos bioluminiscentes que utilizan la oscuridad para cazar y reproducirse.
Disrupción del carbono oceánico
Los sedimentos ricos en carbono almacenados en el fondo del mar actúan como un sumidero natural de carbono. La minería podría liberar este carbono acumulado, contribuyendo al cambio climático. [3]
Según el Deep Sea Conservation Coalition, la perturbación de estos sedimentos podría revertir décadas de esfuerzos por mitigar el cambio climático.
¿CUÁL ES LA SITUACIÓN LEGAL ACTUAL?
A pesar de la falta de regulación estricta, la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) ha otorgado más de 30 licencias de exploración en la CCZ, con empresas ansiosas por empezar a extraer recursos. [2]
Los mapas de esta región muestran un mosaico de concesiones en aguas internacionales que prácticamente convierten al lecho marino en un terreno comercial.
El panorama de la minería submarina no solo implica una amenaza ambiental, sino también desafíos legales y económicos. En Septiembre del 2024, México perdió un arbitraje internacional contra la empresa estadounidense Odyssey Marine Exploration y actualmente una multa de 37.1 millones de dólares. Este fallo está relacionado con la negativa de otorgar permisos ambientales para el proyecto "Don Diego", que buscaba extraer arena fosfática del lecho marino del Golfo de Ulloa en Baja California Sur. [5]
El gobierno mexicano argumentó que el proyecto violaría principios de conservación al afectar especies protegidas como tortugas caguama y ballenas, además de perjudicar pesquerías locales. Aunque México impugnará el fallo, esta situación destaca los riesgos de priorizar proyectos extractivos sobre la protección ambiental y podría sentar un precedente negativo para otros países en vías de desarrollo.
Desde las comunidades, apoyamos a nuestro gobierno en el mantenimiento de una política enfocada en la conservación.
“Al haberse convertido en el cuarto país más demandado del mundo, es crucial que las autoridades mexicanas tomen ejemplo de otros gobiernos que están retrocediendo del sistema de arbitraje internacional que permite que se presenten reclamaciones tan perversas, trabajando para eliminar el acceso a estas disposiciones legales para las corporaciones transnacionales. Esta necesidad es especialmente urgente, en México y a nivel mundial, debido a casos como este, donde las empresas utilizan el sistema para buscar beneficios sustanciales de proyectos que amenazan a las personas y al medio ambiente.” [10]
—Jen Moore, Ellen Moore, y Carla García Zendejas, CIEL.ORG (2024)
un llamado a la acción
La Ocean Hope Expedition ofrece un llamado a la acción claro: debemos unir fuerzas para detener la minería submarina antes de que comience a gran escala. Estas son algunas formas de involucrarse:
Firma la petición global: Únete al movimiento en change.org/nodeepseamining. Cada firma suma presión para establecer un moratorio global.
Apoya la declaración: Organizaciones, empresas y comunidades pueden respaldar la causa firmando la declaración en Endosar la Declaración.
Difunde el mensaje: imprime y escanea los códigos QR disponibles para compartir la información en tu comunidad. [6]
Apoya la postura de países como México. Respaldar la decisión de proteger nuestros mares frente a la minería submarina es clave. Pagar la multa sentaría un precedente peligroso para la conservación en México y otros países en desarrollo. [5]
Nuestros océanos no son mercancía, son santuarios reguladores del clima, generadores de oxígeno y sustento de comunidades enteras. Protegerlos no es solo un acto de conservación, es una necesidad urgente para garantizar nuestro futuro. Baja California Sur, con su conexión cercana a la CCZ, tiene la oportunidad de liderar con soluciones sostenibles y unir esfuerzos globales para proteger el último gran ecosistema intacto del planeta. Como lo remarcó Farah durante su visita "Es aquí, en lugares como Cabo Pulmo, donde la acción local puede tener un impacto global".
Referencias
Deep Sea Conservation Coalition. (2023). “In to Deep”.
Farah Obaidullah. (2024). “The Ocean Hope Expedition”.
World Ocean Review. (2023). "Sediment Plumes in Deep-Sea Mining".
Greenpeace. (2023). "Impact of Mining on Ocean Carbon Storage".
Excelsior. (2024). “México pierde el caso contra la minera submarina Odyssey Marine”.
QR Codes y materiales de The Ocean Hope Expedition. (2024).
World Ocean Review 3. (2014). “Marine Resources – Opportunities and Risks”.
Monterey Bay Aquarium. (2024). “En las profundidades”.
Natural History Museum. (2023). ”Around 90% of species in proposed deep-sea mining zone are unnamed”.